Se ha identificado que la producción y el consumo de bebidas ultraprocesadas endulzadas no solo afecta la salud, sino que además profundiza las desigualdades y el deterioro ambiental.
1. Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) de 2015, más de la mitad de los colombianos adultos tiene exceso de peso y en los menores en edad escolar se incrementó de 18,8% en 2010 a 24,4% en 2015.
2. La evidencia científica ha demostrado la relación entre consumo de bebidas ultraprocesadas endulzadas y las crecientes tasas de obesidad y sus patologías asociadas. En Colombia, según el Ministerio de Salud y de Protección Social, “las bebidas azucaradas son causantes de 13% de la mortalidad por diabetes, 5% de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y 1% de la mortalidad por neoplasias asociadas. Esto podría traducirse en un total de aproximadamente 3.500 muertes anuales”. (1)
3. Cerca de 25 billones de pesos anuales de los recursos en salud se gastan en la atención de enfermedades prevenibles asociadas a una mala alimentación (2).
4. Estudios recientes han encontrado que el consumo de edulcorantes pueden generar afectaciones en salud como mayor intolerancia a la glucosa, alteración de la microbiota intestinal y efectos negativos en la memoria y el aprendizaje (3) (4). Un estudio en el 2020 encontró que ha aumentado la utilización de edulcorantes para endulzar las bebidas ultraprocesadas (5).
1. La industria de bebidas y comestibles ultraprocesados genera conflictos por el agua en términos de justicia social y ambiental, relacionados con el acaparamiento, agotamiento y contaminación del agua (6)
2. En países de la región de las Américas se ha encontrado que:
3. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), restringir los comestibles y bebibles altamente procesados contribuirá a una dieta más saludable y sostenible (10)
1. El peso de las bebidas azucaradas es más alto en los hogares de bajos ingresos, para quienes el tratamiento de enfermedades derivadas de su consumo es más alto (11).
2. Una de las expresiones de desigualdad es la falta de disponibilidad de agua potable. Según el Índice de Welbin de 2021, el 71,43% de las instituciones educativas en zonas rurales no cuentan con agua potable para beber de manera constante y gratuita. El recaudo de este #ImpuestoSaludableYa podría destinarse a cerrar esta brecha.
Consumir bebidas azucaradas incrementa el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, ya sea que la persona tenga exceso de peso o no (14).
Consumir uno o más vasos de bebidas azucaradas está asociado con el riesgo de morir por cáncer colorrectal hasta un 47% (15). La relación ente el consumo de bebidas azucaradas y cáncer continúa siendo estudiada.
El consumo de bebidas azucaradas incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como hipertensión, derrames cerebrales, infarto (14).
El consumo de dos o más vasos diarios de bebidas azucaradas puede incrementar en 52% el riesgo de morir por enfermedades como infartos del corazón, hipertensión arterial, derrame cerebral entre otras enfermedades cardiovasculares (15).
El consumo de bebidas azucaradas se ha asociado con una mayor incidencia de diabetes tipo 2, hasta un 28% por una porción al día
188 mil familias del sector azucarero se afectarían con el impuesto
Las 188 mil familias que, según los gremios, se afectarían con el impuesto, producen 24.205.089 toneladas de caña de azúcar, de las cuales, el 10% corresponde a producción de azúcar. El 90% restante, corresponde a alcohol, bagaza, cachaza, vizana, papel industria sucroquímica y cogeneración de energía. De igual forma, la producción de azúcar tiene como destinos importantes el consumo directo de los hogares y las exportaciones (66%) (17).
Es decir, su principal mercado no es la industria de bebidas azucaradas. De hecho, en los últimos periodos, la industria de bebidas ha venido sustituyendo el uso de azúcar de caña por edulcorantes artificiales como glucosa, esplenda o sucralosa, aspartamo, acesulfamo, sacarina y Jarabe de Maíz. (18).
El impuesto quebrará las tiendas de barrio, las ventas de bebidas azucaradas representan el 30% de sus ventas totales.
Los estudios publicados, afirman todo lo contrario. Según la ANDI (2013), las gaseosas, por ejemplo, no están dentro de los primeros 50 productos más rentables, ni dentro de los 50 más vendidos. Como inicia la presentación de los resultados del estudio de la ANDI: “No siempre los productos más vendidos son los que dejan mejores utilidades”. En el caso del comercio, el margen que deja una mercancía y la frecuencia con la que esta se vende deben analizarse por igual, de cara a tener una visión más real del negocio. Por ende, los productos más “ganadores” para las tiendas son los que dejan un alto margen de ganancias y, a la vez, se venden con regularidad.
Actualmente, las tiendas de barrio encuentran de descuento una de sus mayores amenazas. En Colombia, las tiendas de barrio han sido tradicionalmente la cabeza de las ventas al detal, no obstante, los canales independientes liderados por firmas como Ara, Tiendas D1 y los Supermercados Euro están creciendo a tasas de 17% en el gasto y con más de cinco millones de compradores proyectados.
El estado no debe intervenir en las decisiones de consumo
Diversos análisis han demostrado que existen una serie de fallas de mercado que hace que las elecciones de consumo de productos no sean las más óptimas para la sociedad. Por ejemplo, la producción y venta de bebidas azucaradas produce un costo social alto porque generan enfermedades de alto costo cuyo tratamiento debe cubrir el sistema de salud. En promedio el tratamiento de las enfermedades asociadas al sobrepeso cuesta más de 200 dólares (760 mil pesos) por persona al año (19). Una de las labores del Estado es intervenir para corregir dichas fallas, de tal manera que la sociedad no asuma los costos producidos por el mercado.
La evidencia ha identificado las siguientes fallas de mercado relacionadas con las bebidas azucaradas (20).
1. Problemas de información: dificultad para conocer el tipo de alimento que se está consumiendo, es decir, la cantidad de azúcar, sal, grasas etc. que posee cada alimento y su impacto sobre la salud. A pesar de que en los envases existe cierta información, no todos tienen la capacidad para interpretarla, o en muchos casos es incorrecta.
2. La falta de conciencia de la relación negativa entre consumo de bebidas azucaradas y la salud.
3. Racionalidad imperfecta: es el caso en el que los individuos no toman decisiones basadas en la racionalidad. Si bien en general los economistas son reacios a aceptar la falta de racionalidad en los adultos, esta sin duda está presente en las decisiones de consumo de los niños. Además, los psicólogos y expertos en mercadeo han identificado que las emociones juegan un papel muy importante en las decisiones de consumo de todas las personas, independientemente de su edad.
4. La preferencia temporal inconsistente se refiere a las decisiones que provocan gratificación a corto plazo y daño a largo plazo. Esta es exacerbada en niños y adolescentes.
5. Bien preferente o meritorio: Son aquellos bienes que la sociedad considera que deben ofrecerse en mayor cantidad que lo que el mercado ofrece. La asistencia sanitaria, la disponibilidad de alimentos sanos, en general, pueden clasificarse dentro de este grupo por lo cual el estado interviene en su provisión y/o financiamiento.
La existencia de las enumeradas fallas en el mercado, justifican la intervención del Estado para corregirlas.
Mantener el peso adecuado es cuestión de hacer más actividad física.
El sedentarismo debe ser abordado mediante estrategias adecuadamente coordinadas para obtener los resultados esperados.
La evidencia indica que el incremento de la ingesta calórica de bebidas y comestibles ultra-procesados es el primer factor que explica la epidemia de obesidad, siendo la inactividad física el segundo (21).
En el contexto latinoamericano, varios sectores de la industria han implementado estrategias de publicidad de sus productos, incluyendo mensajes que promocionan la actividad física. El propósito de este enfoque publicitario es plantearle, erróneamente, al consumidor que cualquier la ingesta calórica derivada de sus productos, puede ser fácilmente compensada a través de una breve sesión de actividad física. La evidencia indica lo contrario. El uso habitual de bicicleta para propósitos recreativos o utilitarios a velocidades habituales que son menores a 16 kilómetros por hora, genera un gasto promedio de energía de 4,9 Calorías por minuto (22). La ingesta de 252 Calorías provenientes de una gaseosa requeriría aproximadamente 51 minutos de uso de bicicleta, sin tener en cuenta otros factores biológicos relacionados con el incremento del apetito y la baja compensación dietaria de las bebidas azucaradas y de los comestibles ultra-procesados (23). En este sentido, la evidencia indica que el consumo habitual de bebidas azucaradas está asociado a un mayor riesgo de obesidad, aun después de ajustar por actividad física y otras variables (24). En general, la evidencia indica que el consumo de bebidas azucaradas desencadena enfermedades crónicas que además incrementan las condiciones clínicas de los pacientes que contraen el COVID-19.
Mantener el peso adecuado es cuestión de manejar el balance energético.
Todos los alimentos y bebidas, que hacen parte de nuestra dieta diaria, aportan calorías a nuestro organismo. La obesidad y el sobrepeso no son responsabilidad de un solo producto
El concepto del balance energético (consumo=gasto) ha perdido validez en la actualidad, porque el consumo de bebidas azucaradas está relacionado con el aumento de la obesidad abdominal y acumulación de grasa visceral independientemente de la actividad física. Esto radica en que, las bebidas azucaradas, al ser consumidas, por su alta carga de carbohidratos simples, incrementa la curva de insulina (hormona que promueve el almacenamiento de energía) en el torrente sanguíneo haciendo que el exceso de azúcar en sangre sea almacenado en forma de grasa en los órganos y el abdomen (25). Esto hace una gran diferencia porque, así la bebida azucarada se consuma en medio de la práctica deportiva, conserva su efecto sobre la acumulación de grasa.
Los expertos de la OMS recomiendan reducir la ingesta de azucares libres (monosacáridos y disacáridos adicionados por fabricantes, cocineros o consumidores) a menos del 10% de la ingesta total de energía, inclusive sugiere que la ingesta de carbohidratos libres debe ser de menos del 5% de las calorías totales para beneficios adicionales (26).
El consumo de bebidas azucaradas contribuye a un mayor consumo de energía debido a la falta de control biológico adecuado que los humanos tienen sobre las calorías provenientes de los líquidos (27). Por tal motivo es necesario disminuir el consumo de bebidas azucaradas, porque una sola provee más de la cantidad de azúcar adicionada/diaria, recomendada por la OMS (28).
Los platos que consumen los colombianos son también altos en Calorías.
Empanada: 280 Calorías. Pollo 38g, arroz 35.2g, masa de cubierta (harina de maíz), aceite 10g
Fritanga: 1002 Calorías. Morcilla 149.5g, Longaniza 70.3g, plátano maduro 49g, papa criolla 281g, aceite de cocción 20g
Los platos que consumen los colombianos son más que Calorías.
Al analizar el contenido nutricional de los alimentos que usó la industria para describir el aporte energético de la empanada o la fritanga se encontró que aparte de las Calorías:
1. La empanada aporta: 15.7 gr de proteína, 12.3g de grasas y 60.8g de carbohidratos, 15.6mg de Calcio y 1.8 mg de hierro.
2. La fritanga aporta: 43.3g de proteína (la mitad necesaria en una dita de 2000 Calorías), 60.7g de grasa, 72.5g de carbohidratos, 69.6g de calcio y 71.4 mg de hierro (dos y media veces más de lo requerido diariamente por una mujer adulta, quienes tienen las más altas necesidades de hierro).
Esto nos permite afirmar que los alimentos que consumen los colombianos no proveen calorías vacías que aumentan el riesgo de obesidad, y, en cambio, son fuente de proteína, calcio y hierro.
Además, es poco riguroso equiparar el aporte nutricional de platos de elaboración tradicional con bebidas azucaradas basándose únicamente en el aporte de Calorías, que como ya se ha dicho tienen un comportamiento diferente dependiendo de la fuente de la que provengan.
Colombia es el segundo país más sedentario del mundo, presentando más del doble de inactividad física del promedio mundial. Las personas son responsables de sus propias decisiones.
La evidencia muestra que la obesidad es un problema multicausal que se ve favorecido por ambientes alimentarios dominados por alimentos procesados y ultraprocesados, densos energéticamente, y pobres en nutrientes, los cuales son ampliamente disponibles, baratos y fuertemente promocionados.
Los patrones de alimentación están determinados por factores individuales, interpersonales, comunitarios, organizacionales y macrosociales (29). Las seres humanos generan interacciones sociales y tienen la posibilidad de lograr consensos razonados para impulsar políticas públicas, como la restricción de la publicidad de productos comestibles no saludables dirigidos a la población infantil o la implementación de impuestos a productos que son nocivos para la salud humana.
La industria de productos comestibles ultra-procesados invierte billones de dólares a nivel global, en estrategias de publicidad dirigidas a influenciar a las personas para que adquieran sus productos y, sin embargo, las culpabiliza por no tener control en sus patrones de consumo. Estas estrategias de márquetin y publicidad afectan de una manera significativa la toma decisiones de las personas, al generar un ambiente alimentario caracterizado por el predominio de opciones no saludables (30).
Las personas que viven en condiciones de vulnerabilidad social y económica tienen limitaciones importantes en su autonomía, lo cual les impide tomar decisiones adecuadas con respecto a sus patrones de alimentación. Diversos estudios han encontrado que pertenecer a un bajo estrato socioeconómico, está positivamente asociado a patrones de alimentación no saludables (31).
Todos los colombianos debemos asumir, a través de sus impuestos y contribuciones al Sistema General de Seguridad Social en Salud, los costos derivados de la atención de pacientes con obesidad, diabetes mellitus y otras enfermedades crónicas asociadas.
El consumo de bebidas azucaradas es bajo y solo aportan el 2.7% de las calorías diarias.
La dieta de los colombianos es alta en aporte proteico calórico.
El consumo de bebidas azucaradas es alto y tiene tendencia hacia el aumento.
La dieta de los colombianos es alta en aporte calórico, proveniente de productos con alto contenido energético y bajo aporte nutricional como los productos ultraprocesados, incluidas las bebidas azucaradas.
La Encuesta Nacional de Situación Nutricional ENSIN 2015, también registró los altos niveles de inseguridad alimentaria en los hogares colombianos (54.2%) y de anemia (24.7%) en niños menores de cinco años (3). Esto da cuenta de que la dieta de los colombianos no tiene altos aportes Proteico-Calóricos. Colombia es un país con doble carga nutricional (exceso de peso y retraso en la talla) en niños, niñas y adolescentes. Por ejemplo, la doble carga nutricional en niños de 5 a 12 años alcanza el 7.9% (3).
En los análisis secundarios de la ENSIN 2015, el 85.3% de los niños entre 5 y 17 años consumió bebidas azucaradas al menos una vez al mes. Entre ellos, el promedio de consumo diario fue de 0,71 veces al día (32b).
Referencias
14. Malik VS, Popkin BM, Bray GA, Després J-P, Hu FB. Sugar-sweetened beverages, obesity, type 2 diabetes mellitus, and cardiovascular disease risk. Circulation [Internet]. 2010 Mar 23 [cited 2019 Jun 3];121(11):1356–64. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20308626
15. Mullee A, Romaguera D, Pearson-Stuttard J, Viallon V, Stepien M, Freisling H, et al. Association Between Soft Drink Consumption and Mortality in 10 European Countries. JAMA Intern Med [Internet]. 2019 Sep 3 [cited 2019 Sep 6]; Available from: https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2749350
16. Imamura F, O’Connor L, Ye Z, Mursu J, Hayashino Y, Bhupathiraju SN, et al. Consumption of sugar sweetened beverages, artificially sweetened beverages, and fruit juice and incidence of type 2 diabetes: systematic review, meta-analysis, and estimation of population attributable fraction. BMJ [Internet]. 2015 Jul 21 [cited 2018 Jun 17];351:h3576.
17. Asocaña. BALANCE AZUCARERO COLOMBIANO ASOCAÑA 2000 – 2020 (TONELADAS). 2020.
18. Lowery, C. M., Mora-Plazas, M., Gómez, L. F., Popkin, B., & Taillie, L. S.. Reformulation of Packaged Foods and Beverages in the Colombian Food Supply. Nutrients, 12(11), 3260. (2020)
19. OCDE. La pesada carga de la obesidad; 2019.
20. Temporelli, Karina L. Análisis económico de las cusas del incremento del sobrepeso y la obesidad en el mundo. 2016
21. Popkin BM, Reardon T. Obesity and the food system transformation in Latin America. Obes Rev. 2018 Aug;19(8):1028-1064. doi: 10.1111/obr.12694. Epub 2018 Apr 24. PMID: 29691969; PMCID: PMC6103889.
22. Ainsworth BE, Haskell WL, Herrmann SD, Meckes N, Bassett DR Jr, Tudor-Locke C, Greer JL, Vezina J, Whitt-Glover MC, Leon AS. 2011 Compendium of Physical Activities: a second update of codes and MET values. Med Sci Sports Exerc. 2011 Aug;43(8):1575-81. doi: 10.1249/MSS.0b013e31821ece12. PMID: 21681120.
23. Hall KD, et. al. Ultra-Processed Diets Cause Excess Calorie Intake and Weight Gain: An Inpatient Randomized Controlled Trial of Ad Libitum Food Intake. Cell Metab. 2019 Jul 2;30(1):67-77.e3. doi: 10.1016/j.cmet.2019.05.008.
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